Planeando motivar una clase sobre progresión geométrica a desarrollar en algún momento en uno de mis centros de labores, se me ocurrió utilizar una conocida leyenda sobre el origen del ajedrez. Esta leyenda
“ (…) atribuye la invención del ajedrez a Sissa, hijo de Dahir, quien, encargado de educar e instruir a un príncipe real, se propuso componer un juego en el que el rey, no obstante ser la pieza principal, nada pudiera hacer si ayuda de sus súbditos. Agradó tanto al príncipe el juego que ofreció al autor pedir todo lo que quisiera; y éste, para dar una nueva lección a su real discípulo, le solicitó un grano de trigo para la primera casilla, dos para la segunda, cuatro para la tercera, ocho para la cuarta, y así sucesivamente, y siempre doblando hasta llegar a la casilla 64, con la condición de que todos los granos sean entregados juntos. La petición, que tan modesta parecía a primera vista, fue concedida; pero después de efectuados los cálculos, resultó que toda la producción de la India no bastó para satisfacerla. La cantidad de granos requerida era de:
18 446 744 073 709 551 615
Este número equivale, aproximadamente a 76 veces la producción anual de trigo de todos los continentes.”
(Yupana, revista del profesor de matemática Nº 1, Círculo de Estudios “Nicolás Bourbaki”, Universidad Nacional de Educación, p. 25)
Por otro lado, en el libro “El mundo de la matemática” (Tomo 4. Barcelona, ediciones Océano S. A., 1983, p. 350) aparece
18 445 815 160 671 830 015
como la cantidad de granos de trigo. Como estas dos eran las únicas fuentes a mi alcance sobre esta